Son increíbles los trabajos en grupo, es una maravilla el compartir cuando el resultado que se quiere obtener es común y la técnica algo nuevo por descubrir, todo el mundo colabora y todos se ayudan para un mismo fin, el corazón se hace grande, se hace uno solo, ya no pensamos en nuestro propio dibujo y nuestro propio beneficio, sino en enseñar al compañero cómo tiene que hacer para que su trabajo salga lo mejor posible y yo llega un momento en que solo hago de guía y todo va saliendo bien, cada uno deja sus complejos, sus dificultades, su orgullo a un lado y trabajamos, porque la actividad que desarrollamos nos sorprende y se presenta como algo nuevo.
Hace unos días expliqué la teoría sobre la realización de un falso grabado. Esta es una técnica que imita el grabado en hueco y en relieve, una cosa es saber el procedimiento, pero hasta que no se aplica uno no es consciente de lo que conlleva, en la puesta en práctica se adquiere o se asimila el verdadero aprendizaje.
Ha sido gozoso el ver que los alumnos se ayudaban unos a otros, ver que todos actuaban como iguales con un objetivo, para esto sirven nuestras asignaturas de artes plásticas, para generar estas situaciones e ilusiones. Cada vez que salía un dibujo de la pila parecía un nacimiento, había aplausos, sonrisas y entusiasmo.
Esta técnica beneficia este proceso expectante y colaborativo, porque hay una parte de construcción que corresponde con la aplicación de la témpera y otra de destrucción que es cuando echas las tinta sobre todo el trabajo minucioso que has realizado, pero luego vuelve a tener una recompensa, el dibujo se sumerge bajo el agua y la tinta se va desprendiendo de las partes donde hay témpera y se queda en los huecos del papel donde no se aplicó pintura, así que tiene cierto toque mágico en su proceso y un grado de riesgo (se te puede romper el papel y todo el esfuerzo se esfuma).
De este modo les he ido haciendo partícipes de los procesos. Al principio les costaba echar la tinta por miedo a estropearlo y luego han ido aprendiendo y enseñándoselo unos a otros, e igual ha ocurrido con el proceso de meter el dibujo bajo el agua con riesgo a que se rompiera el papel, pero todos han conseguido maravillas, en actitudes de colaboración y en resultados, así que hoy estoy feliz y espero que ellos también.
De este modo les he ido haciendo partícipes de los procesos. Al principio les costaba echar la tinta por miedo a estropearlo y luego han ido aprendiendo y enseñándoselo unos a otros, e igual ha ocurrido con el proceso de meter el dibujo bajo el agua con riesgo a que se rompiera el papel, pero todos han conseguido maravillas, en actitudes de colaboración y en resultados, así que hoy estoy feliz y espero que ellos también.
Aquí los muestro para que los disfrutéis, pero se disfruta más en el proceso.
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